viernes, 31 de marzo de 2017

El escenario político condena a Galicia a recibir una menor inversión estatal

Tras casi un decenio priorizando el noroeste, el eje mediterráneo y el País Vasco ganarán peso


Esperar y ver. El Gobierno gallego observa desde la lejanía los múltiples compromisos territoriales contraídos por el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, algunos de ellos respaldados por el propio presidente Mariano Rajoyen la reciente visita a Barcelona para anunciar 4.200 millones en infraestructuras en una de las comunidades mejor dotadas en este campo. Parece que el antídoto contra la independencia se va a buscar en las propiedades medicinales de las inversiones materiales, de forma que el eje mediterráneo será el gran beneficiado de la estrategia del Gobierno del PPpara frenar el secesionismo catalán. Lo inmaterial -la lucha de las ideas- quedará en un segundo plano.
Esta inclinación del poder inversor del Estado hacia el este, condicionado también por el pacto de Ciudadanos -muy insistente en la idea de relanzar el eje ferroviario mediterráneo- y por la necesaria colaboración del PNV en la aprobación de los Presupuestos -también Canarias juega este partido- no es el único factor que hará que las inversiones bajen en Galicia, algo que dan por supuesto distintas fuentes consultadas, con información de primera mano sobre las partidas que por el momento se proyectan para la comunidad. Este año, que será el más duro en la carrera para cumplir los objetivos de déficit de Bruselas, Ciudadanos ha presionado para lograr una relevante inversión social -unos 2.000 millones más, que indirectamente también beneficiarán a Galicia-. Y se une a este contexto el alarmante déficit de la caja de la Seguridad Social, que deberá nutrirse de recursos estatales. También hay otros 2.000 millones para modernizar el tejido económico y la ambiciosa oferta pública de empleo para los próximos años tendrá efecto presupuestario.
Hay más factores a tener en cuenta. Los Presupuestos no se aprobarán definitivamente hasta finales de mayo o incluso junio. Serán por tanto unas cuentas del Estado para solo seis meses, de ahí que dé la impresión de que el Gobierno esté más preocupado por los del 2018, de tal forma que los actuales se vean más como un gran ensayo, un rodaje en la negociación que puede engrasar el diálogo presupuestario futuro. El hecho de que solo sean seis meses de inversión real condicionará también las cifras, que se verán reducidas sensiblemente al estar planteadas para solo medio año. Esto puede servir de coartada oportunista para esconder la bajada en la inversión, pero será obligado hacer una comparación relativa con los Presupuestos del 2016.
Comprensión territorial
Así, parece que Fomento plantea una partida de algo más de 300 millones para el principal tramo del AVE gallego (Lubián-Ourense), lejos de la mitad de los 731 millones planificados para el 2016 y que aún siguen vigentes, aunque con niveles de ejecución muy modestos, entre otras razones por la larga travesía del Gobierno en funciones. Las inversiones de Fomento y Medio Ambiente siempre han sido los dos puntales del gasto del Estado en Galicia, pero serán los más afectados por un recorte que se calcula en unos 5.000 millones.
El Gobierno amigo de Madrid, expresión acuñada por el presidente Fraga cuando al frente del Ejecutivo central estaba Aznar, debe buscarse amigos de conveniencia para poder gobernar en minoría, de ahí que no sea extraño que desde la dirección del PP y del propio Gobierno se pida comprensión a los barones territoriales. Feijoo ejercitó ayer esa comprensión con las inversiones en Cataluña en la rueda de prensa tras el Consello. Pero dio un aviso claro a Fomento. «Para nós o obxectivo irrenunciable é que o AVEchegue no 2019, obxectivo pactado e repactado con Goberno central», dijo, sabiendo que en los Presupuestos aún hay margen para lograr cambios que beneficien a Galicia, como por ejemplo acortar el plazo de la llegada del AVE a la frontera.
En esta coyuntura, y con el rumbo orientado a conseguir el objetivo marcado por Feijoo, será difícil que en estas cuentas de transición se afronten o impulsen nuevos proyectos que demanda la sociedad gallega. Las obras continuarán en la autovía Santiago-Lugo, donde sigue sin adjudicarse el tramo entre Palas y Arzúa. También en la circunvalación de Pontevedra. Ambos proyectos son los principales en la red viaria dependiente de Fomento, al margen de las ampliaciones en la AP-9 que corren a cargo de la concesionaria.
Pero sería preciso avanzar en una solución para la niebla en la A-8, así como progresar en dos autovías cruciales como la nueva a O Porriño o la A-82 entre Barreiros y CervoLas perspectivas no son optimistas para el demandado acceso directo ferroviario a Vigo y Pontevedra por Cerdedo. Tampoco para ampliar los beneficios del eje atlántico mejorando la línea A Coruña-Ferrol e impulsando la salida sur desde Vigo a Portugal. Algo similar sucede con la conexión de Lugo con la red de alta velocidad. Todos estos proyectos empezarán a tener consignaciones relevantes a partir del 2019, cuando se finalice el acceso central y estén terminados los proyectos.
Con información de Serafín Lorenzo, Juanma Fuentes, María Cuadrado, Eduardo Eiroa, Jesús Varela, Miguel Ascón, Serxio González, Serxio Barral, Moncho Ares, Javier Benito, Santi Garrido y Bea Couce.

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