jueves, 23 de marzo de 2017


Caramelo busca otra vida

Los liquidadores de la textil sondean a inversores interesados en la marca, uno de los activos en venta para pagar a los acreedores


Caramelo lucha por no caer en el olvido. Tras salir en falso de un concurso de acreedores, la liquidación iniciada el pasado mes de octubre parecía ser el punto final de una marca histórica del textil gallego, víctima de la crisis del consumo en España y del ocaso de un segmento del sector moda, el dirigido a la clase media, incapaz ya de competir con las grandes cadenas low cost y las firmas de lujo.
Pero todo parece indicar que la enseña, propiedad en su última etapa de la corporación Inveravante (el brazo inversor del empresario Manuel Jove), se mantendrá en el mercado, aunque con nuevos dueños y, seguramente, fuera de Galicia. Los liquidadores de la compañía han iniciado el proceso para buscar comprador para la marca, que al fin y al cabo es uno de los principales activos con los que cuentan para hacer caja y pagar las deudas pendientes con los acreedores, trabajadores incluidos.
Los administradores nombrados por el juzgado, el abogado coruñés Antonio Zamorano y la consultora PwC, han empezado a sondear a los inversores atraídos por la enseña Caramelo y, de hecho, hay ya una primer muestra de interés. Aunque las fuentes consultadas dicen que no puede considerarse de momento una oferta firme, ya que la horquilla en la que se mueve la propuesta económica es muy amplia. Pero aún hay tiempo: los liquidadores se dan unos dos meses para seguir promocionando la marca entre grupos textiles, fondos de inversión y otros posibles interesados para recabar más ofertas. Al final del proceso, la más alta será comunicada al juzgado, que la hará pública para que cualquier interesado pueda mejorarla.
Los compradores solo se llevarán un activo inmaterial: la marca. El resto del patrimonio de la empresa, como maquinaria y mobiliario, se ha empezado a vender por lotes, lo que ha permitido atender puntualmente los pagos con los trabajadores, que también son acreedores de la compañía. De los 180 que había cuando se aprobó la liquidación, apenas quedan una treintena, repartidos entre la tienda de la coruñesa plaza de Lugo (la única abierta para saldar stock) y la nave de Vío, donde permanece el personal administrativo y logístico necesario para mantener la actividad.
La ropa sobrante se está vendiendo en prestigiosos outlets físicos y de Internet, con el objetivo de preservar el valor de la enseña, que puede ser atractiva para grupos internacionales como puerta de entrada al mercado español, en el que Caramelo goza de buen nombre.

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