Los peajes de la AP-9 subieron un 36 % esta década, cuatro veces más que el IPC
La autopista gallega es la quinta de España en intensidad de tráfico de pago, pero la tercera que más recauda
La subida rondará por dichos conceptos el 3 % y con ella agrandará aún más la brecha que se ha abierto entre los incrementos de precio en la autopista del Atlántico y el coste de la vida.
En lo que va de década circular por el vial desde Ferrol a Tui ha pasado de costar 14,65 euros a 20 en la actualidad, descontada la rebaja de 20 céntimos de los dos últimos ejercicios. El aumento ha supuesto un encarecimiento del 36,52 por ciento en las tarifas que recauda Audasa, mientras que el IPC ha registrado un crecimiento del 9,8 % en esos mismos siete años, según los cálculos realizados por el Instituto Nacional de Estadística.
Cuatro veces más prácticamente subieron por tanto los peajes de la principal vía de comunicación de Galicia que el coste de la vida, hecho que en el caso de los transportistas les ha llevado a pagar más por las tarifas de la autopista al recorrer todo su trazado en viajes de ida y vuelta (les cuesta 87,50 euros) que por llenar el depósito de combustible, como se manifiesta desde la Federación Gallega de Transportes de Mercancías.
La subida que previsiblemente sufrirán los peajes de la AP-9 el próximo año, si el Ministerio de Fomento no asume el coste de las obras que acabarán pagando todos los usuarios de la autopista, utilicen o no los tramos mejorados, será la segunda mayor de la década tras las que en el 2012 el que el Gobierno de Mariano Rajoy aplicó encadenando tres aumentos: del 3,29 % al inicio del ejercicio; un 7,5 % en julio, al decretar la Unión Europea la eliminación de una bonificación generalizada que el sector disfrutada en España desde el año 2000, y un 3 % más en septiembre cuando el Ejecutivo decidió subir el IVA de manera generalizada. Otro 2,4 % más de subida llegaría incluso cuatro meses después por la evolución anual del IPC.
Dieciséis viales más baratos
Audasa explota la tercera concesión de mayor rentabilidad de todo el Estado, tras Aumar (AP-4 Sevilla-Cádiz) y Autema (C-16 San Cugat-Manresa), obteniendo el año pasado 60 millones de euros antes de impuestos en su balance, y 45 millones de resultado neto. Esa rentabilidad está por encima tanto del puesto que la AP-9 obtiene en intensidad media de tráfico en los tramos de pago, baremo en el que se sitúa como la quinta de la red estatal, como respecto a la posición que la concesionaria logra en la intensidad de vehículos que circulan por todo el recorrido a mantener -incluidas las zonas sin peaje-, donde es la novena.
Doce autopistas cuentan con un peaje por kilómetro más alto que la AP-9, pero la carencia de descuentos por horarios, o por volumen de utilización al mes hace que sean 16 los viales de pago más baratos que la infraestructura que recorre Galicia de norte a sur.
Contra la política tarifaria del vial inició ayer un nuevo frente el BNG con un vídeo que comenzó en el que reclama una AP-9 «galega e libre da estafa das peaxes». Como medidas concretas e inmediatas, la formación liderada por Ana Pontón reclama sanciones a Audasa por el «pésimo» servicio; que se levanten las barreras si hay más de un kilómetro de atasco en los peajes; que se reduzcan las tarifas en los tramos en obras, y que se recupere el empleo perdido en los últimos años con los peajes dinámicos.
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