El beneficio de la Alcoa ya segregada sube un 3 %
El presidente de la división de aluminio admite que los costes energéticos en España son un obstáculo
La multinacional estadounidense presentó estos resultados a los inversores el lunes por la noche. El vicepresidente ejecutivo de Alcoa, Roy Harvey, echó flores a su compañía, sobre todo porque ha salido más que airosa de su primer trimestre completo tras la segregación del grupo. La empresa separó las actividades tradicionales de fabricación de aluminio de las dedicadas al negocio aeroespacial y de automoción. Las primeras mantienen el nombre original del grupo y las segundas están agrupadas en Arconic.
Las tres plantas españolas están en Alcoa Corporation. Hace un año salió a la luz la intención del grupo de venderlas, aunque esa posibilidad parece estar aparcada en estos momentos.
El presidente de la división de aluminio de la compañía segregada, Timothy Reyes, está de gira estos días por las fábricas. Ayer estuvo en la de Avilés, donde se reunió con el comité de empresa. Hoy estará en la de San Cibrao y mañana en la de A Coruña.
José Manuel de la Uz, del comité de la planta asturiana, explicó que le habían pedido a Reyes incrementar la producción de la fábrica, limitada desde el 2012, pero el directivo les avanzó que no podía comprometerse a tal extremo. Alegó que el problema de las instalaciones españolas eran los costes eléctricos.
Alcoa compite anualmente en una subasta por conseguir un precio más reducido en su tarifa energética, que se lleva el 45 % de sus costes de explotación.
El comité de A Coruña ha reactivado su campaña para que las industrias disfruten de unos precios eléctricos estables que permitan planificar inversiones a largo plazo.
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