miércoles, 9 de noviembre de 2016

Feijoo busca un frente con la oposición para conseguir el AVE y más fondos del Estado

Advierte que Galicia no aceptará menos recursos para resolver las pretensiones de Cataluña.














Feijoo afrontó ayer su tercera sesión de investidura en O Hórreo, y quizás la última, en la posición más cómoda que tuvo nunca. A diferencia del 2009, cuando tenía el sostén de una mayoría raspada de 38 escaños y la economía gallega se contraía un 2,9 %, el Feijoo que mañana será proclamado presidente de la Xunta dispone de una soporte político más holgado, 41 diputados, y algunas cifras macroeconómicas que apuntan al inicio de un ciclo más expansivo. Pero esa situación de comodidad no impidió que el líder del PPdeG buscara de un modo incisivo en su discurso el diálogo y el consenso con las fuerzas de la oposición, a las que planteó acuerdos en materia de financiación autonómica, de AVE y en las medidas para combatir el declive demográfico o para impulsar la lengua gallega. «Perder o medo ao acordo é o primeiro paso para afrontar o futuro sen covardía», esgrimió.
Durante toda su intervención, que duró unos 100 minutos, Feijoo se envolvió en la bandera del galleguismo y en las coordenadas del «Galicia, Galicia, Galicia» que parece guiar su discurso político desde las elecciones autonómicas del pasado mes de septiembre. Y es que más que como militante del PP, Feijoo se definió a sí mismo como «militante de Galicia», de un partido del que forman parte 2,7 millones de ciudadanos, y es en ese campo donde propuso encontrarse con las fuerzas de la oposición. 
El jefe del Ejecutivo todavía en funciones inició su intervención recordando de forma somera las cosas que han quedado atrás. El tiempo de las vacas flacas, de los ajustes y recortes, de los presupuestos menguantes año tras año. Hubo que «responder ás urxencias», admitió Feijoo, antes de remarcar que «ningunha das dúas lexislaturas anteriores foi sinxela». Ahora bien, puso en valor que en todo ese tiempo hubo un Gobierno que gobernó, lo cual agradeció expresamente a sus colaboradores, ganándose el aplauso de la bancada del PP.
Presupuestos expansivos
Y en la etapa que espera iniciar a partir de mañana, tras su investidura, Feijoo planteará también un Gobierno que hará «o que Galicia precisa», que es cumplir el programa electoral, pero disponiendo de datos más favorables, pues se prevé que la economía gallega cierre el 2016 con un crecimiento del 3 % y que se mantenga el ritmo de creación de empleo. «Esta pode ser a primeira lexislatura dende o 2008 en que as contas públicas serán expansivas todos os anos», remarcó Feijoo, lo cual permitirá hacer más inversiones en la economía productiva y en el ámbito de los servicios sociales.
En la parte central de su discurso, Feijoo también se encargó de hilvanar su programa de gobierno. La primera tarea consistirá en la aprobación del techo de gasto para el 2017, más expansivo que el actual, lo que permitirá -dijo- poner «250 millóns de euros máis» a disposición de las prioridades de los gallegos
También se comprometió, como medida estrella, a aprobar una nueva ley de empleo que permita crear 100.000 puestos de trabajo en la legislatura y que sitúe la tasa de paro «por debaixo dos dous díxitos», es decir, que sea inferior al 10 % de la población activa en el horizonte del 2020, lo que equivaldría a rebajarla más de siete puntos sobre el 17 % actual. Y esa mejora de la situación también conducirá a que los empleados públicos «recuperen o nivel salarial perdido durante a crise», señaló.
Más allá de los compromisos puntuales, detallados parcela a parcela, el mandatario autonómico porfió en volver una y otra vez a su propuesta de «man tendida» al diálogo con la oposición, aunque sin obviar algunos dardos a sus adversarios. Como al bipartito de Touriño, al que aludió diciendo que la tarea del PP al regresar a la Xunta consistió en «ordenar un pretérito imperfecto»; o a los gobiernos de las mareas, de los que dijo que convirtieron la política en «xogo frívolo» que provoca «decisións controvertidas» que sufre la gente.
Las invitaciones al diálogo las concretó Feijoo, por ejemplo, en torno a la financiación autonómica, una cuestión que le permitió hablar de los asuntos de Estado y de Cataluña, aunque sin citar a esta comunidad en ningún momento. Se abrió a recibir «achegas» de la oposición para fijar una posición gallega en materia de financiación, pero advirtió que no se pueden defender posiciones «que poden ser favorables a outras nacionalidades históricas, pero non a Galicia».
Y tras ese estilete, lanzó otro: «Sería un erro tentar resolver problemas de índole identitaria», dijo, en el debate sobre la financiación. Y todavía lanzó un estilete más dirigido a Cataluña al subrayar que «Galicia non pode pagar co AVE que está pendente dende hai décadas» ni los «privilexios orzamentarios» que algunos quieran obtener ni tampoco la «factura da parálise» de quien la prolongó durante un año.
Porque si en algo insistió Feijoo, y para eso pidió también la concertación con la oposición, es en defender la conexión del AVE. «Pediremos que se complete», dijo, y agregó que «non renunciamos» a la conexión de Lugo.
El impulso al gallego, con un plan para fomentar su uso entre los jóvenes, es otra cuestión que Feijoo abrió al acuerdo con la oposición, al igual que las medidas para combatir el declive demográfico. El de la baja natalidad es un desafío, proclamó el presidente en funciones, «que non entende de cores políticas». La respuesta de los grupos de la oposición se escuchará mañana, pero los portavoces de En MareaPSdeG y BNG ya anticiparon ayer que ese diálogo puede ser poco menos que una quimera.

Un discurso ilustrado con la foto de su padre

El discurso en papel que Alberto Núñez Feijoo utilizó ayer durante el pleno de investidura estaba ilustrado, en su carátula, con una foto en la que aparecen el propio presidente de la Xunta junto a su padre, Saturnino Núñez, fallecido el pasado mes de julio.





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