Galicia registra en agosto la mayor caída de toda España en la firma de hipotecas
Los 643 créditos contratados para comprar una vivienda son un 25% menos que hace un año - El capital prestado para estas operaciones se reduce en un 30%
Anuncio de un crédito hipotecario en una calle de A Coruña.carlos pardellas
La recuperación del mercado inmobiliario empieza a desinflarse y así lo constatan los datos sobre hipotecas con dos meses consecutivos de caída en Galicia. Tras el descenso del 4,2% el pasado julio hasta los 794 créditos solicitados para comprar una vivienda, en el mes de agosto se produjo una nueva bajada del 26% hasta los 643 contratos. Se trata además de la peor cifra de toda la serie histórica y supone un freno a la recuperación iniciada en el sector el año pasado. Es también el tercer descenso interanual en este año, tras la bajada del 12% en las estadísticas de marzo y julio y rompe la tendencia positiva que vivía el mercado desde abril.
La situación es variable según cada comunidad y Galicia lidera el retroceso a nivel estatal con una caída del 25% mientras la media nacional aumenta un 6%, al pasar de 19.375 a 20.609 hipotecas en un año. Incluso las autonomías en las que el mercado inmobiliario se resiente no sufren un descenso tan brusco como la gallega. De hecho, en Asturias, Comunidad Valenciana y Madrid la bajada en la firma de hipotecas ronda el 6% y en Castilla y León el 2%. En el resto de comunidades el balance es positivo y destacan, sobre todo, Baleares, Cantabria y Cataluña con un 30% más de contratos firmados para comprar una vivienda respecto a agosto del año pasado.
La reducción en la firma de hipotecas en Galicia se nota en todas las provincias. La bajada más pronunciada se dio en Lugo con la mitad de créditos concedidos para adquirir una vivienda, al pasar de 102 en agosto de 2015 a las 43 en el mismo mes de este año. En A Coruña la reducción alcanza el 33%, de 400 a 268 contratos. Por debajo del descenso a nivel autonómico se coloca Ourense con una bajada del 20% -de 83 a 67 acuerdos- y en Pontevedra la situación es más estable y las 265 hipotecas contratadas son solo una veintena menos que en 2015. En números absolutos, la provincia coruñesa acapara el 42% de créditos acordados, con 268 casos respecto a los 643 en toda Galicia. Le sigue muy de cerca Pontevedra con 265, mientras que en el interior ni Lugo ni Ourense se acercan al centenar de hipotecas.
El cambio de tendencia se aprecia no solo en el número de hipotecas sino también en su importe. De esta forma, el capital prestado por las 643 operaciones contabilizadas en agosto en Galicia asciende a 61 millones de euros, un 30% menos que los 85 millones concedidos en el mismo mes del año pasado. Por provincias, al igual que en el número de créditos, también hay variaciones en el importe. Así, en A Coruña la cantidad prestada se redujo un 30% hasta los 26 millones de euros y en Pontevedra un 22% con solo 500.000 euros más de media respecto a la provincia coruñesa. La costa gallega resiste mejor y pese a la caída de operaciones el abaratamiento de las hipotecas no es tan drástico como en el interior. En Lugo, por el contrario, la cuantía se recortó en un 56% y apenas alcanza los tres millones, mientras que en Ourense el descenso alcanza el 65% y el importe medio ronda los 5,7 millones.
Otro indicador que muestra un retroceso en el mercado inmobiliario son las cancelaciones de hipotecas. En el octavo mes del año se anularon 943 créditos en Galicia, un 46% más que las creadas.
Los principales portales inmobiliarios de España consideran que la caída de las hipotecas en agosto y, en general, el cambio de tendencia en algunas comunidades respecto al crecimiento del primer semestre se debe a que algunos registros de la propiedad suspendieron la inscripción de créditos hipotecarios como consecuencia de la sentencia del Tribunal Supremo (TS) acerca del carácter abusivo de algunas cláusulas sobre el tipo de interés de demora. Destacan además que las hipotecas a tipo fijo siguen creciendo y representan un tercio del total, lo que supondría, en su opinión, un síntoma de conservadurismo por parte del comprador, ya que prefiere disminuir el riesgo que siempre supone una hipoteca variable.
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